La violencia de todo género, extorsiones, narcotráfico, desapariciones, secuestros, casas de pique, constituyen las noticias en el olvidado puerto del pacifico, radiografía del grado de descomposición social a que se ha llegado en el país. Se ha sostenido en juiciosos estudios académicos, que una vez publicados son llevados a los anaqueles oficiales, que la debilidad endémica del estado colombiano que viene de años atrás, se evidencia en la falta de presencia en una gran parte del territorio nacional, regiones abandonadas a su suerte, sin atención estatal, como le está sucediendo al primer puerto del país, que le genera millonarios ingresos diarios al fisco nacional, con un retorno muy inferior de lo aportado, visitado por los altos funcionarios en momentos de crisis o para hacer anuncios mediáticos que se quedan en los titulares de prensa. Ahora bien, frente a la ineficacia del estado obliga a la población acogerse a la protección de ciertos poderes extralegales, como grupos de presión, gamonales, organizaciones al margen de la ley, que actúan defendiendo intereses o privilegios de grupos, eliminando a quienes consideran ser obstáculo para sus turbios negocios.
Buenaventura vive su propio viacrucis, las políticas oficiales no dan resultado alguno, el fortalecimiento de las bandas organizadas que se disputan las rutas del narcotráfico hacen imposible la vida doméstica y comercial de la población porteña.Algo se debe hacer por parte del alto gobierno, menos mensajes de X asumiendo la obligación constitucional de proteger la vida, honra y bienes de las gentes de Buenaventura, desmontando pieza por pieza, esa urdimbre de poder sucio, ilegítimo y oprobioso que tiene sometida a esa población y lo seguirá así, si no se aplica el rigor de la ley, con serias y efectivas investigaciones, judicializando a los responsables de esas masacres que pareciera no conmovieran a la sociedad colombiana y a los organismos de investigación.
Es una burla que sigamos expresando que todos somos iguales ante la ley, si no lo somos ante la vida, de lo contrario la igualdad se convierte en una broma, que no se puede alcanzar a través de un decreto.La paz para Buenaventura, es la paz del pacífico y ésta, a su vez es la de Colombia. Lo demás es paisaje.A propósito, ¿ en que quedó la promesa de campaña repecto a la construcción del ferrocarril entre Buenaventura y Barranquilla? Entre prometer y ejecutar hay una gran diferencia.

ADENDA UNO. Se aproxima el vencimiento del periodo de dos magistrados de la Corte Constitucional, que nos evoca a tiempos pretéritos que estaba precedido por el riguroso análisis del conocimiento jurídico, la solidez profesional del aspirante, su trayectoria profesional, académica y social, la especialidad en el campo para el cual se le postula, dejando de lado consideraciones de amistad, compadrazgos políticos, circunstancias estas que al parecer no juegan en esta época de tanto dinamismo lobistico.Para bien del país, de la juridicidad, se escoja a profesionales que tendrán la responsabilidad de proteger la estabilidad institucional de la nación hoy sometida a embestidas desde diferentes esquinas partidistas. No sobra advertir lo siguiente: la influencia de la política en la justicia conduce a despropósitos, la desvía, la pervierte, debiendo prevalecer solo el conocimiento, la transparencia profesional, con un sistema que garantice su misión, su independencia, como su autonomía.
ADENDA DOS. Lo que faltaba, el escándalo en la Agencia juridica de la Nación denunciado por el ex senador Robledo, nos induce a pensar que el cáncer de la corrupción hizo metástasis en toda la estructura del estado. Que el alto gobierno clarifique lo denunciado tomando los correctivos necesarios, máxime cuando se rumora que el director de dicha agencia, un ex magistrado cercano al jefe de estado podria integrar una terna para ocupar una plaza en la Corte Constitucional.
ADENDA TRES. Imposible no aludir a una fecha trágica para el pais, como para la corriente liberal, la del 9 de abril, cuando es vilmente asesinado Jorge Eliécer Gaitán, a un paso de la presidencia de la República, colocado en el seno de la ortodoxia con un inmenso caudal electoral cuyo grito de dolor, de indignación y de protesta se articulaba en su garganta, cuyas frases cobran vigencia en el momento actual. Muere en plena apoteosis de su capacidad tribunicia, 5 minutos antes de que se desencadenarán los sucesos del bogotazo que partió en dos la historia de Colombia.
Esta columna reaparecerá en la última semana de abril.
Por: J.Ferney Paz Q – Exmagistrado
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