POR UN PRÓSPERO 2024

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Corridos apenas 23 días de este nuevo año, reiteramos nuestros votos fervientes y sinceros para que la Nación entera encuentre el camino cierto y firme de su rehabilitación institucional, lo que queda de los partidos y grupos de opinión se constituyan en verdaderas fuerzas sobre las cuales se asienta y defina la autenticidad de nuestra débil democracia, que el concepto de una estricta moral administrativa se haga consustancial con la tarea misional de todos los funcionarios estatales, que los nuevos gobernantes territoriales busquen aglutinar la unidad de sus colectividades, con programas de gobierno serios, coherentes y de cumplimiento riguroso.

Es indudable que los problemas primordiales del país son hoy los del orden público, corrupción administrativa, seguridad y justicia con equidad y sentido social, el sufrimiento de un alto porcentaje de la población marginado en temas de educación, salud, empleo, aunque las voces oficiales sostengan su reducción, y, cuando ese pueblo clama acciones del gobierno, tiene el deber moral y jurídico de actuar, retardar esas soluciones es rehuir un compromiso de quienes ostentan la autoridad con los cuales se hicieron elegir.

El alto gobierno dispone de todo o casi todo para cumplir, con un Congreso deseoso de cuotas burocráticas, facultades constitucionales y legales, que le permite legislar, apropiar recursos, designar funcionarios y crear un orden de prioridades en la acción del estado, en la búsqueda del mejoramiento de las condiciones de vida de millones de colombianos.

Capítulo aparte el tema de la justicia, abordado en la adenda uno, para que sea eficiente, eficaz, pronta y cumplida, respetada y respetable, simplificando los procedimientos, haciéndolos abreviados, suprimiendo recursos dilatorios y evitando las prescripciones, revisando el famoso principio de oportunidad, también llamado de impunidad, como el del vencimiento de términos.

ADENDA UNO. Se ha creado con bombos y platillos una comisión al decir del gobierno de expertos para presentar una reforma a la justicia, que ojalá consulte criterios de equidad, equilibrio institucional y de racionalidad.

Urge sistematizar la oferta de justicia, el anhelo generalizado de reducir la congestión y el atraso, que hacer para evitar el descontrolado crecimiento de procesos, como evitamos el excesivo formalismo, la imperiosa necesidad de eliminar la inseguridad jurídica generada por la proliferación de normas, el incumplimiento reiterado de términos por la congestión desbordada, así con unos procedimientos más expeditos en vista de la desconfianza de las partes entre sí y ante el funcionario judicial.

Confiamos que esta comisión esté a la altura de elaborar una verdadera reforma judicial, por cuanto no se puede desconocer a la inmensa población que no acude a la justicia ordinaria porque no cree en ella, o porque los procedimientos le resultan extremadamente dispendiosos, por decisiones dilatadas o por otras tantas razones que hacen que el acceso a la justicia se considere casi que imposible.

Cualquier reforma a la justicia que se intente debe tener como base al ciudadano de a pie, que es el que sufre las consecuencias de la indefinición de sus procesos. Ojalá así lo entiendan.

ADENDA DOS. La recuperación del centro histórico de Bogotá tarea que ha iniciado la nueva administración distrital, loable por demás ante la desidia e inacción de la anterior, más dedicada a la confrontación y a la figuración personal, con cifras escandalosas en publicidad oficial.

La recuperación del espacio público debe ser materia prioritaria, la reubicación del mercado informal para devolverle a la capital zonas tomadas por las ventas callejeras, con unas calles y avenidas limpias hoy convertidas en áreas intransitables.

Una ciudad limpia es el reflejo de una administración preocupada por la sanidad social, aspecto este que las demás ciudades deben de aprender de la señorial Manizales, por la pulcritud y el aseo de toda su jurisdicción.

Pregunta. ¿Hasta cuándo la invasión al otrora parque nacional?

Eterno descanso para una ferviente defensora de las ideas liberales, como lo fue la senadora Piedad Córdoba.

Por J. F. Paz Quintero Exmagistrado.

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