La historia del Parque Principal de Envigado: Marceliano Vélez

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En este texto le hacemos un reconocimiento y un homenaje póstumo al Historiador Luis Alberto Restrepo Mesa a quien publicamos en las primeras ediciones de Viguerías Culturales, hace 11 años. En relación con la parte urbana, aparecida con la creación de la parroquia de Santa Gertrudis y con ocasión en la cual se señaló el lugar para la construcción del templo y el trazado inicial de sus calles aledañas, se adaptó lo que era real, la cuadricula española (damero), rectangular y simétrica. Cabe pensar que las casas iniciales debían ser de estilo español, vale decir, con sus paredes de tapias, con puertas, ventanas y una armazón de techo de madera rústica para soportar el esterillado de cañabrava y boñiga sobre las que descansaban las tejas de barro española. Esas casas eran de un sólo piso, habían dos de dos pisos, situadas en el marco del Parque principal. No se descarta que algunas eran de paja, el trazado de las calles era rectangular, estrechas y simétricas, como lo pudimos ver hasta el año de 1.975 cuando fueron ensanchadas por la administración de la época, por el sistema de valorización, en la zona céntrica.

Luis Alberto Restrepo Mesa -Marzo 2023

Hay rastros y archivos de las familias que formaban el censo de la ciudad y que algunas de ellas tenían sus fincas en la parte rural, y su casa de habitación en la parte céntrica de la ciudad cerca al marco de la plaza, para estar más cerca al mercado y a la iglesia; porque sus gentes eran católicas. El pueblito fue creciendo muy despacio para luego aparecer las casas de dos pisos que adornaban el parque principal, se empezaron a empedrar sus calles, su atmósfera sería igual a cualquier pueblo español; las leyes de aquel entonces daban las normas para la fundación de pueblos; de igual manera que en los pueblos de España. Hay que recordar que en la parte oriental del pueblo quedaban las mejores maderas para la construcción de sus casas y de las vigas para hacer los puentes, de donde se origina el nombre del Envigado y el Envigadito, sobre las quebradas la Mina y la Sucia sobre la carretera que conduce hacia Sabaneta, es por ello donde le viene el nombre al Municipio de Envigado. Esto contribuyó a darle popularidad al municipio desde el siglo XVIII, porque hay referencias del archivo “El Rastrojo de Embigado”, como un sitio o soto bosque situado al pié de la selva, con importantes vigas para el desarrollo del pueblo y que también fueron utilizadas para la construcción de viviendas en Medellín y pueblos circunvecinos.

El crecimiento de Envigado, en lo urbano, desde el año de 1.775 hasta el presente ha sido lento por la penuria económica de sus habitantes que solamente vivían de la agricultura, de la arriería y muy poco la minería; en el siglo pasado sus gentes trabajaban en las industrias como obreros, las guerras como la de los mil días había sumido en la mayor pobreza a las regiones.

 Podemos ver cuando se construyó de nuevo la iglesia principal en el año de 1.859; los trabajadores se paralizaron a nivel nacional y Envigado fue un pueblito sin mayor significación física  y relativamente pequeño, sus calles empedradas, sus gentes descalzas, casas de un solo piso, como todavía  vemos la Casa Cural, algunas escuelas, algo de comercio en la parte urbana, la mayoría de las casas eran con piso de ladrillo, otras de tierra pisada, algunas más a la entrada principal eran empedradas, y éstas poseían pesebreras para los animales.

EL MARCO DE LA PLAZA

En el costado norte de la Plaza, estaba el almacén Vélez Puerta, de don José Vélez, y la lavandería Santa Fe era la única de lavado en seco; era de dos pisos y antes era de don Carlos Restrepo en donde vivía don Siriaco Ramírez, quien regaló a la iglesia el Resucitado, quien lo tuvo en su casa diez años y cobraba a los habitantes por verlo; en esa propiedad de de dos pisos se hacía anteriormente las manifestaciones políticas; luego estaba la casa en donde vivió el médico Alberto Robledo Clavijo, destacado director  de los seguros sociales; enseguida la casa de doña Josefa Correa,  llamada el palomar, un salón de Billares que en el año del 2.008  cuando se estaba construyendo el edificio de la esquina  cedieron sus cimientos y se derrumbó; en la esquina quedaba el café o bar  Aventino y enseguida el almacén Popular de Jorge Álvarez, que lo llamaban “garrote”.

En el costado sur, estaba la famosa  farmacia Sucre, de propiedad de don Esteban Vásquez y su hijo el “negro” Vásquez, su nombre era Jorge y su especialidad la de sacar muelas con dolor, y cuando una persona tenía dolor de muela, la receta, era que fuera donde el “negro” Vásquez y allí se lo quitaban con otro dolor más fuerte; la hostería de Envigado donde quedaba la famosa casa de Cosiaca, que era la casa donde vivía don Esteban Vásquez, allí estaba la terminal del tranvía de Envigado. Luego la papelería “Vicar” de don Vicente Carbajal, la tienda de don Efrén Uribe, quien era el encargado de darle el maíz a las palomas; luego el almacén de Teresita Uribe prestante dama que pertenecía a todas las juntas piadosas de la iglesia; enseguida la casa de donde habitó Marco Antonio  Ochoa  que antiguamente era la Casa Cural del Pbro. Cristóbal de Restrepo y en donde quedaba la primera fábrica textil del primer párroco y en  el primer piso estaba situada la tienda de don José Manuel Arango y en la esquina el famoso negocio “la yuca” de propiedad de don Pacho Díaz,  casado con doña Evangelina Restrepo,  hoy en día, desaparecieron esas propiedades y está construido el edificio Plaza,  un moderno edificio que le da un aspecto de lujo a la ciudad.

En el costado occidental está la Puerta del Sol. En la mitad de ese costado estaba la antigua bomba de gasolina de Miguel Mejía Echeverri, luego se situó en ese lugar los asados Bartolo, el almacén de electrodomésticos “Electrobello”, el bar la Macarena y en la esquina está ubicado el edificio Quórum de muy reciente construcción.

En la parte occidental del Parque Marceliano Vélez, quedaban los más famosos edificios antiguos del Municipio, fueron arrasados por incendios sucesivos en el año de 1.950, el día 21 de enero, la acreditada Macarena quien sufrió el implacable fuego de las llamas a las 12:30 del medio día; en aquella fatídica tarde, se destruyó uno de los edificios más antiguos y el 1 de mayo de 1954 a las 8:30 de la noche se incendió la Puerta del Sol, otro de los viejos edificaciones del Parque. Hoy observamos en el lugar varios edificios de tres plantas muy elegantes dándole un aspecto confortable a la Plaza principal.

En la esquina donde estaba situado el almacén Vélez Puerta, también sufrió un voraz incendio, allí se encuentra actualmente un moderno edificio construido por don Pacomio Vélez (quien fuera el dueño de Pavezgo) y el cual se lo vendió al señor Pablo Escobar. A los dueños de esos apartamentos se los quitó el gobierno empleando para ello la ley de extinción de dominio por intermedio de la división de estupefacientes, adscrita a la Fiscalía General de la Nación.

EL VERDADERO PARQUE

Está enmarcado en sus alrededores por sus famosas ceibas centenarias que hoy se encuentran resembradas, las antiguas murieron al cabo de los años, en la esquina donde quedaba el almacén Vélez Puerta, había una gigantesca Ceiba en donde se hacían los altares de San Isidro para la iglesia de Santa Gertrudis; allí quedaba la caseta de la flota de taxis don Miguel Restrepo llamada transportes Restrepo y era manejada por Álvaro Mejía (Limber) quien era el administrador de tan importante empresa de transporte. Cuando desapareció la Ceiba la administración municipal mandó sembrar un pino, cosa que le chocó al presidente del Centro de Historia, doctor Alfonso Mejia Montoya y le envió una comunicación diciéndole al señor alcalde que Envigado es la ciudad de las ceibas y que ese pino era un atropello a la ciudadanía, y como no le hicieron caso, le mandó vaciar una botella de petróleo  para que lo secara, luego el mismo municipio hizo sembrar una Ceiba en ese lugar, cosa que no pudo agradecer el doctor Mejía Montoya, porque ya había fallecido

El Parque tiene sembradas elegantes palmeras, los almendros justifican el salario de los barrenderos, por la inmensidad de hojas que caen de ellos, y les dan sombra a los habitantes que pasan sus tardes descansando en las bancas de granito que están debajo de ellos; en la mitad del Parque está instalada una rotonda con una pila de agua en bronce, solamente le falta la parte superior donde estaba un ángel niño, porque se la llevaron los amigos de lo ajeno.

En la equina sur oriental y al frente de la iglesia, cuando remodelaron el Parque, en el año de 1975, se pensó hacer un monumento a los espejos y terminó haciéndose una rotonda y  una pila con chorros de agua, y la calle que estaba al frente de la iglesia quedó convertida en un pasaje peatonal unido al Parque Principal, dándole un aspecto más amplio al atrio de la iglesia, buscando con ello que los carros no cuadraran al frente y de esta manera utilizar la zona como espacio público.

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