Se ha presentado por parte del ejecutivo central un proyecto de acto legislativo por medio del cual se adopta una reforma política y electoral, buscando de acuerdo con la exposición de motivos, “el fortalecimiento del sistema democrático, rescatando su transparencia y reduciendo los riesgos de corrupción derivados del clientelismo y el descontrolado gasto electoral.”
Dicho proyecto consta de 9 disposiciones que modifican 7 artículos de la carta política, que hacen relación a las consultas de los partidos, reconocimiento de personerías jurídicas a las organizaciones políticas, la financiación de las campañas políticas, la gradualidad de la inhabilidad de la pérdida de investidura, las listas cerradas y bloqueadas, la modificación a la estructura del Consejo Nacional Electoral, así como la regulación de la vigencia de la reforma.
Ahora bien, no se cuestiona la necesidad de la reforma que se propone y muchas más que requiere el país, lo que se plantea es si es el momento para su discusión cuando todavía se discuten reformas en materia de salud, laboral, que acapara la atención parlamentaria, así como el inicio de una campaña electoral para renovar el Congreso, con dirigentes políticos que ya andan en campaña presidencial como eventuales precandidatos de sus partidos, que genera la pregunta, ¿conviene modificar las reglas políticas a pocos meses de un debate electoral, o lo que se apruebe tendría vigencia para después del 2026?
Lo cierto es, que para que se dé una reforma política electoral a fondo, es menester la coincidencia de dos elementos fundamentales: la cultura ciudadana y la educación cívica, ambas desaparecidas en el medio nuestro, por cuanto la ausencia de las mismas evidencian la escasa o nula participación de los ciudadanos sobre los valores de las instituciones y la importancia de la democracia, donde la misma clase dirigente, con contadas excepciones se han encargado de desprestigiar el ejercicio político con la compra de votos, el transfuguismo, la doble militancia, las promesa electorales incumplidas, las aspiraciones sin horizonte de algunos candidatos con cuestionamientos de todo orden, hasta con condenas judiciales.
En los sistemas electorales de las naciones, las candidaturas pueden ser presentadas ante la opinión pública, individualmente o mediante listas que pueden revestir características de cerradas y bloqueadas, cerradas y no bloqueadas o abiertas. En las cerradas se vota en bloque como se propone, donde el elector manifiesta su preferencia por la lista, no por el candidato individual, presentando como ventajas respecto al rol de los partidos el evitar la personalización del voto, privilegiando el voto partidista, impone una disciplina de partido, se da una simplicidad en el proceso de votación y de los escrutinios, cautivando a los votantes con listas equilibradas en términos de género, representación política, cívica o de etnias.Como factores negativos no le permite al ciudadano un buen margen de elección, la responsabilidad del elegido no se compromete, ya que la rendición de cuentas frente a la sociedad o militancia la debe hacer el partido, corriéndose el riesgo de favorecer a personas desconocidas en la actividad política, sin contacto alguno con la realidad social, o incluyendo aspirantes de dudoso cuño que desean actuar en la actividad política a través de cuerpo ajeno figurando por la voluntad del jefe o cacique de turno.Si la lista cerrada y bloqueada no es confeccionada con altura y responsabilidad política, puede constituirse en un sistema injusto y desequilibrado, que permite que gentes inanes, sin altura social y política, carentes de ética obtengan el poder político y le hagan daño a lo que se conoce como democracia participativa, aspecto este no lejano de la realidad actual.
ADENDA UNO. Lo planteado para recordar la frase del ex presidente López Michelsen, cuando asimilaba esta clase de listas a un LP o disco de larga duración, cuando expresaba que para escucharle una buena canción era necesario comprar el acetato.
ADENDA DOS. Llama la atención la metamorfosis, la mutación que sufren algunos altos funcionarios, como miembros de la cúpula de la rama judicial cuando llegan a esas dignidades, unos por méritos académicos, otros por lobby, por el padrinazgo , se embriagan de poder, recordarles que ese poder es efímero y fugaz, para quienes va esta fábula. “cuando Sancho Panza se iba a posesionar como gobernador de la ínsula de barataria, su caballero andante y patrón, don Quijote de la mancha, inculcó varios consejos y recomendaciones y uno de ellos fue anotarle que no “vayas a ser como la rana que quiso hincharse como el buey y se reventó.”
ADENDA TRES. «Nosotros hacemos respetar la constitución del 91. Sin respeto a los fallos judiciales y a los entes de control, el partido liberal no hará parte de acuerdos nacionales promovidos por el gobierno.» Posición sensata y coherente del director de la corriente liberal frente a los desplantes de un gobernante que se arroga facultades despóticas y absolutistas.Llama la atención el silencio de las otras vertientes politicas seguramente a la espera de las migajas burocráticas.
Por: J.Ferney Paz Q – Exmagistrado
