RECUPERAR LA INSTITUCIONALIDAD PERDIDA

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Imposible desconocer las dificultades políticas, de orden internacional, una inseguridad tanto urbana como rural, un alto costo de vida , aunque lo quiera desconocer el sumiso Minhacienda, las masacres de lideres comunitarios, zonas territoriales en poder de la insurgencia como lo reconoció el Mindefensa con poco despliegue periodístico, un panorama social enrarecido, una justicia con poca credibilidad ciudadana, un legislativo entregado a las dádivas oficiales, en otros términos, mientras no conozcamos la realidad, o peor aún, se reconozca y se quiera desconocer por la clase dirigente y gobernante, no se podrá obtener una política con sentido social que reclama un alto porcentaje de la población colombiana.

Lo anterior para preguntarnos, ¿Cómo llegamos a estos niveles de violencia indiscriminada, de pobreza, de corrupción generalizada, de pérdida de valores humanos?, donde lo malo se convierte en bueno con reconocimiento oficial, siendo lo más grave una justicia en todas las áreas descompuesta y poco confiable, donde parte de su crisis tiene que ver cuando «la mayoría de la comunidad insolidaria e indolente, abdica de sus deberes», expresión del profesor Ramón de Zubiría.

¿Será que se ha fallado en la escogencia de los dirigentes como producto de una escasa cultura política, con personajes con cuestionamientos éticos, con antecedentes judiciales, disciplinarios y fiscales, con métodos de trabajo que rayan con las normas penales?

Frente al catálogo anterior surgen interrogantes respecto a que no se pasa por un buen momento social, el descontento se palpa, protestas, bloqueos de vías, comunidades desplazadas, desconfianza en la clase política, críticas a la Fiscalía por parte del ejecutivo, reformas tramitadas con violación a sabiendas del marco constitucional, nos hace pensar que el rumbo que se tiene no es el adecuado, contribuyendo ingenuamente a la consolidación de otras ambiciones mesiánicas de poder.

El gobierno nacional debe aterrizar y en lugar de estar preocupado por otros gobiernos distantes de su ideología, como de sus reiterados y permanentes viajes al exterior, ocuparse de los asuntos domésticos, dándole una mejor lectura al panorama social de la nación, por cuanto una de las razones que justifica la democracia radica en que obliga a los gobiernos como a los partidos a una rendición de cuentas a la sociedad.

A tiempo de recobrar la confianza en las instituciones.

ADENDA UNO: La Real Academia define la expresión coloquial, «irse de lengua», como hablar de más, que es lo que le está sucediendo al histérico ministro de Salud, con sus ligeras declaraciones sobre la pandemia y la utilización de las UCI en el territorio nacional, que ha originado el total rechazo de las organizaciones médicas y científicas del país.

Fraco servicio le presta este funcionario al jefe de estado, que cuando era él cabeza de la oposición criticaba al gobierno de turno por la escasez de este sistema médico de emergencia.

ADENDA DOS: A pesar de existir un fallo de nulidad por parte del Consejo de Estado respecto a la elección del Contralor General, no ha sido posible que se dé cumplimiento por parte del Congreso que seguramente se siente muy cómodo con el que ejerce funciones como encargado en el reparto burocrático.

Se invoca el trámite de una tutela que cursa en la Corte Constitucional, corporación que debería darle prioridad a esa acción de amparo para garantizar el respeto a los fallos judiciales y el restablecimiento del orden administrativo en una entidad de la importancia que ejerce el control fiscal.

J.F.Paz Quintero Exmagistrado

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