La violencia política en Colombia durante el último siglo, ha tenido muchas connotaciones en cuanto a sus diferentes formas y manifestaciones en nuestro país. Recordemos la masacre de las bananeras, en Ciénaga, Magdalena, sucedida en el año de 1928, donde fue la lucha contra la multinacional estadunidense La united Fruit, respaldada por el ejército de Colombia, fue un total golpe a la clase obrera.
De ahí en adelante vienen las confrontaciones entre los partidos liberal y conservador, porque el partido gobernante durante esas épocas eran los liberales, desatándose muchas persecuciones y posteriormente llega el 9 de abril de 1948, cuando matan a Gaitán, fecha en la que a partir viene la violencia y las persecuciones de ambos bandos.
Hoy con la paz total del presidente Petro, vemos con dolor, que el Estado está perdiendo la guerra y que los grupos armados, lamentablemente han ganado mucho terreno en medio de las conversaciones y el cese al fuego, donde le estamos entregando en bandeja de plata el país a la guerrilla.
Es una verdadera lástima que cada día, el país pierde la guerra, porque este gobierno ha escogido la paz como estrategia de su política y no ha podido concretarla a través de los negociadores de paz. El péndulo de la acción del gobierno ha oscilado entre la paz y la guerra, permitiendo que los grupos armados se tomen las regiones y cada vez haya más presencia guerrillera, de conveniencia para sus aspiraciones de ocupar un territorio narcoguerrillero, respaldado a regañadientes por el gobierno que no ha actuado, con la fuerza suficiente para imponer el orden.
No hay una política definida que lleve a la paz, en medio de una multiviolencia de confrontación armada política, que deja muertos por doquier y que nuestro ejercito es el que esta llevando las de perder.
Colombia, hoy esta maniatada de pies y manos, donde lamentablemente la paz, como derecho de todos los seres humanos, no se concreta, en las mesas de negociación y el gobierno se hace el de la vista gorda, a sabiendas que nada es real, solo es un intento fallido por demostrar que la paz total puede ser en su discurso populista una ilusión perdida.
¡Que VIVA la Paz y no la Guerra!
Por Héctor Mario Hurtado Díez
Periodista
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