POR UNA MAYOR TOLERANCIA

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Ha llegado el momento por el bien general de aceptar las diferencias y ser tolerantes, por cuanto todos no podemos pensar en idéntica forma, el derecho fundamental es el derecho a diferir, a disentir, a ser diferente.

Si bien debemos acostumbrarnos a seguir presenciando expresiones colectivas, unos de rechazo a los movimientos insurgentes, otros al paramilitarismo, no menos cierto lo es, la necesidad de solicitarle con claridad al gobierno central que la característica del estado de derecho radica en una política de seguridad integral, fundamentada en armonizar el ejercicio legítimo de la fuerza y la acción social del estado, que tienda a la construcción de una sociedad igualitaria, pluralista , respetuosa de los derechos humanos.

Las cifras estadísticas sobre la violencia en Colombia, son asombrosas, asesinatos, secuestros, desapariciones, el soborno, masacres colectivas, que han llegado a dificultar la endeble acción de la justicia y su eficacia, panorama en que se desarrolla la actividad de los grupos al margen de la ley, tan funestos los unos, como los otros, y a pesar de las políticas de generosidad del gobierno, el horizonte no es nada halagador, y, si por el contrario, perturba casi todas las actividades de la sociedad, desestabiliza la justicia, dificulta la actividad económica, entre ellas las labores del campo, nos hace concluir que le asiste la razón a Daniel Pecout, cuando afirma que uno de los grandes problemas que existe en Colombia, es “que todo el mundo está contra el estado, se desconoce el estado de derecho, por cuanto no se aplica la ley y las que existen no buscan el beneficio colectivo.”

Ahora bien, de seguir como vamos el país se verá arrastrado a unas disputas con costos en vidas humanas, y de bienes materiales, con una conclusión final, esos movimientos insurgentes que ya no solo lo hacen contra el sistema, sino que lo hacen contra la sociedad civil, no saldrán triunfantes en este largo conflicto, pero debilitará la poca democracia que nos queda, con un retroceso social, tanto en lo económico como en lo político.

No debemos olvidar que la mezcla explosiva de democracia y guerra sucia en que vivimos, puede resolverse y estamos a tiempo que se resuelva a favor de la democracia.

ADENDA UNO: Para qué polarizar al país con una nebulosa constituyente, con pretensiones electorales, en lugar de trabajar en la búsqueda de una democracia más pujante, con partidos políticos fuertes y en contacto directo con el interés colectivo, que nos hace recordar al escritor francés François Montesquieu cuando afirmaba, con razón o sin ella, que “cuando un gobierno dura mucho tiempo se descompone poco a poco sin notarlo”.

De igual manera conveniente para la paz institucional, que quien ejerce la jefatura de estado deje tanta camorra, pendencia, su misión constitucional es unir a los colombianos, no dividir, dejando de lado el excesivo dogmatismo conceptual cercano al autoritarismo.

ADENDA DOS: Es frecuente ver como algunos medios de comunicación empiezan a dar o a sugerir candidatos para altos cargos del estado, como si fueran los nominadores, exaltando a unos, no tanto a otros, invadiendo órbitas exclusivas de las corporaciones o de la facultad presidencial.

Bien vale recordar el proverbio popular, “zapateros a tus zapatos.”

ADENDA TRES: La toma del 1 de mayo por parte del gobierno, día Internacional de los trabajadores para promocionar las políticas oficiales, atenta contra la independencia y autonomía sindical y desnaturaliza la esencia de esa celebración con origen en la huelga de Chicago en 1886.

Por: J.Ferney Paz Q – Exmagistrado

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