Hoy en día con todos los sucesos que pasan a diario en nuestras culturas e instituciones, nos llevan a pensar que estamos naufragando en la más devastadora e increíble inmoralidad del ser humano, que a costa de lo que sea, es capaz de acabar con la vida, honra y principios de otras personas, con tal de favorecer sus intereses personales o grupales.
Todo esto sucede en la vida pública y privada de personajes que se enriquecen a costa del erario del estado, haciendo triquiñuelas y engañando a todo el mundo, donde no hay respeto por las instituciones y poco a poco van minando los esfuerzos de los más nobles para convertir todo en un desastre social.
Por esto vamos hoy a hablar sobre principios básicos de la ética y de la moral, que mucha falta nos hace a todos los seres humanos en recordar y de esta forma poder aplicar.
La ética y la moral son conceptos relacionados con los principios que guían nuestras acciones y comportamientos. La ética se refiere al estudio filosófico de la moralidad y es considerada como una rama de la filosofía que busca entender las nociones del bien y del mal, correcto e incorrecto. La moral, por otro lado, se relaciona con las creencias y normas que una sociedad o grupo considera como estándares para el comportamiento en sus vidas.
Los principios de la ética varían según diferentes teorías y filosofías, pero algunos de los más reconocidos incluyen:
1. Autonomía: Respetar la capacidad de decisión de los individuos.
2. Beneficencia: Promover el bienestar de otros.
3. No maleficencia: No causar daño intencionadamente.
4. Justicia: Distribuir beneficios y riesgos de manera equitativa.
5. La autonomía es un principio ético que valora la capacidad de los individuos para tomar sus propias decisiones informadas y voluntarias. Se basa en el respeto por la libertad personal y la capacidad de autodeterminación. En la práctica, esto significa que las personas tienen el derecho a elegir sus propios caminos en la vida, siempre y cuando sus acciones no infrinjan los derechos de otros.
6. Este principio es fundamental en áreas como la medicina, donde el consentimiento informado es crucial, y en la ética social y política, donde se promueve la libertad individual dentro de una sociedad.
Las normas morales son reglas o estándares de comportamiento que una sociedad o grupo considera aceptables o deseables. Estas normas pueden variar entre culturas y a lo largo del tiempo, pero generalmente incluyen conceptos como la honestidad, la responsabilidad, el respeto por los demás, la justicia y la compasión.
Las normas morales se transmiten a través de la educación, las tradiciones y las leyes, y sirven como guía para el comportamiento en la comunidad. A menudo se espera que los miembros de una sociedad cumplan con estas normas para mantener el orden social y el bienestar colectivo.
Las normas morales y la religión están estrechamente relacionadas en muchas culturas. Las religiones a menudo proporcionan un marco de normas morales que sus seguidores deben cumplir, basadas en las enseñanzas y los textos sagrados. Estas normas buscan guiar a las personas hacia un comportamiento que se considera virtuoso y en línea con los valores religiosos.
Sin embargo, la moralidad no es exclusiva de la religión; también puede estar basada en la razón, la filosofía ética y el consenso social. Mientras que las normas morales religiosas son dictadas por una autoridad espiritual, las normas morales seculares pueden surgir del diálogo y el acuerdo entre personas con diferentes creencias.
Surge ahora la palabra acuerdo y es donde debemos de recabar para darle solución a nuestras diferencias, conflictos y malestares que nos causan divisiones y con el acuerdo nos ponemos en condiciones de aceptar el condicionamiento del otro, pero en términos de aceptación en el disenso y el consenso, debido a que si bajamos el ego podemos tolerarnos y juntos trabajar bajo las normas y las leyes que deseamos imponernos.
Pensemos que un pueblo unido nunca será destruido, esa es la grandeza de la democracia y de la ética en nuestras vidas y todo esto aplica en todas las instituciones.
Por: Héctor Mario Hurtado Díez.