Mucho se ha hablado del desgobierno del presidente Petro, específicamente en cuanto a las promesas incumplidas, de un gobierno fallido que prometió muchas cosas entre ellas la paz total como un ideal de la izquierda y la cual le ha tomado toda la ventaja de desfavorabilidad, debido a la no concreción con los grupos armados por no lograr acuerdos sensatos en las mesas de los diálogos de paz.
Su gobierno fue inicialmente lleno de promesas para transformar el país, donde no ha cumplido y que pese a los esfuerzos en la política no han sido suficientes los empeños en las reformas que se han propuesto, donde nada bueno se concreta y se desmorona su imperio de gobernante de papel, donde su función como presidente lo delega en sus ministros, lo cual quedó demostrado en la cumbre de los gobernadores esta semana en Boyacá.
Gobernar para Petro se ha convertido en su dolor más profundo, donde ha quedado demostrado que no se preparó lo suficiente para dirigir un País, necesitado de cambios profundos en todo sentido, para que fuesen intencionalmente buenos los cambios para todas las clases sociales.
Hoy vemos un presidente infeliz por el episodio que ha tenido con el reclamo de los mandatarios regionales, que, ante la crisis de sus departamentos, le reclaman y queda demostrado que ha sido incapaz de hacer una política clara en materia de seguridad y de bienestar social para el pueblo colombiano.
Nuevamente nuestro pueblo humillado por las guerrillas, se da cuenta que tenemos un presidente poco o nada preparado para superar la crisis tan fuerte que tenemos en materia económica, social y de seguridad, mientras tanto esperemos a ver que pasa en el congreso en los próximos meses, para contemplar las sorpresas que nos depara la política fallida de este gobierno.
