Durante lo corrido de este 2024 hemos venido exponiendo unas ideas queriendo reivindicar nuestro pensamiento en representación de aquellos que no pueden hacerse oír o piensan distinto, propio en una democracia participativa.
Que en las meditaciones de fin de año y los nuevos propósitos para el entrante, se entienda que para que se consolide la paz social se debe respetar el libre disenso, paz que debe ir de la mano de una justicia creíble, en ocasiones tan sesgada, subjetiva y con evidentes errores jurisdiccionales, entendiéndola como se definía en el digesto de Justiniano, “como la perpetua y constante voluntad de dar cada uno lo suyo”.
La desconfianza como hecho negativo no puede permitirse en el manejo del estado que pareciera ser es lo que palpa en el momento actual.
Ojalá los titulares de prensa dejen de lado las noticias mediáticas, de farándula y de alabanza oficial, para centrarse en los problemas primordiales del país, que no son otros que la seguridad ciudadana, tanto urbana como rural, deserción escolar infantil, el aumento incontrolado de la informalidad, el boleteo, las extorsiones de barrio, el micro tráfico que envenena a nuestra juventud, el abandono de la salud por las políticas erradas gubernamentales, el deber moral como ético del ejercicio del estado, dejando de polarizar la sociedad, por cuanto la misma conduce siempre al dogmatismo, o
como la restricción del uso público de la razón
ADENDA UNO. No se podrá desconocer que estamos inmersos en una crisis de credibilidad, donde afloran los múltiples escándalos de corrupción tanto en el sector público como privado, una desconfianza hacia el gobierno central por su dogmatismo, por la falta de claridad en ciertas políticas de estado, de frustración por los hechos de corrupción de altos funcionarios allegados al ejecutivo, lo que viene sucediendo con la denominada la paz total con informaciones fragmentadas, nos hace concluir que el factor confianza no es precisamente lo que hoy se percibe, por cuanto nadie puede dudar de lo importante que es para el ciudadano confiar en su gobierno, el que debe estar instituido para ayudarlo y protegerlo.
ADENDA DOS. La síntesis de lo expuesto se puede consignar en lo que pide la sociedad, que se gobierne con transparencia, donde imperen los principios éticos, exponiendo la verdad ante los administrados en pro del bien general, llevando al gobierno, como al servicio diplomático ciudadanos de bien, con amplia experiencia y limpia trayectoria, evitando al máximo la intervención de la jurisdicción contenciosa al tener que declarar la nulidad de esos ilógicos nombramientos para satisfacer cuotas partidistas o producto del capricho de quién maneja la política exterior, con designaciones que ultrajan la dignidad nacional.
ADENDA TRES. La paradoja del gobierno del cambio, meses atrás cuando las comisiones económicas le aprobaban la reforma tributaria que resultó fuera de ser antitécnica y fiscalista en desmedro de las clases populares, e independientes, se les aplaudía como un Congreso responsable y demás lisonjas, ahora cuando esas mismas comisiones ejerciendo sus funciones constitucionales con absoluta independencia rechazan la denominada ley de financiamiento ,es objeto de duras críticas por parte del inquilino de la casa de Nariño , hasta el extremo de utilizar la expresión de «malditos».
Coherencia es lo que se le pide al ejecutivo central, recordándole que el estado de derecho se caracteriza por la separación de poderes, donde el ejecutivo gobierna, el legislativo expide las leyes, y la judicial aplica las normas sustantivas como procedimentales en su actividad jurisdiccional.
Así funciona el estado, lo demás seria caos y anarquía, que pareciera es la constante en este periodo presidencial.
Por motivo de las celebraciones de fin de año, y si el ser superior nos renueva la visa, esta columna retornará en la tercera semana del mes de enero. PARABIENES PARA EL 2025.
Por: J.Ferney Paz Q – Exmagistrado
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