LA HORA DE LAS CORTES PARA EL MOMENTO INSTITUCIONAL

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Como las encargadas de hacer efectivos los derechos, obligaciones, garantías y libertades consagradas en la constitución y en las leyes, con el único fin de lograr y mantener la convivencia social.

El gobierno nacional debe entender que en el país existe la división de poderes públicos, que deben trabajar armónicamente para la búsqueda de los objetivos estatales y no podrá obtenerse ese propósito, si lo que se pretende son instituciones de bolsillo, sometidas a la voluntad del gobernante de turno, incubándose peligrosamente un régimen totalitario y absolutista.

La nación atraviesa momentos difíciles, asociado con una polarización social, como por una beligerancia verbal, tanto del gobierno como de los sectores opuestos, que nos hace recordar la importancia de la virtud de la eubolia, o sea la prudencia, que consiste en ser discreto de lengua, cauto, en no decir sino lo que conviene decir.

Importante para la paz social bajar la temperatura política, permitiéndose dentro de los espacios de la democracia, el debate civilizado, amplio, abierto, directo, ya que pretender que un país de 50 millones de habitantes, se piense igual, no solo es imposible, sino lamentable; sin olvidar que la diferencia bien manejada, con respeto y altura, es fuente de pensamientos, el debate democrático permite sociedades más justas y equitativas.

La máxima, ”huyamos de los extremos,” sería principio a seguir en la actual coyuntura, donde desempeña papel preponderante la sociedad civil, correspondiéndole a las instituciones judiciales realizar con total autonomía e independencia su tarea misional, ejerciendo el control de legalidad de los decretos presidenciales cuya competencia está radicada en el Consejo de Estado, que seguramente lo hará libre de presiones al expedido convocando la consulta popular que ha generado controversia y debate en los estamentos jurídicos por considerar que dicha acto jurídico se hace transgrediendo etapas constitucionales.

El país, su clase dirigente y el gobierno actual, deben tomar conciencia, de sus propias responsabilidades, con un comportamiento que esté a la altura, para llegar a una democracia real, que para bien o para mal, se definirá el próximo año, para bien o para mal, pues el origen popular por sí mismo, no garantiza la excelencia en los elegidos, ni el acierto del gobierno, para la muestra un botón. Pero esa es la democracia, su esencia y su naturaleza y la debemos respetar y acatar.

ADENDA UNO. Las paradojas de la vida. Quién se desempeñó como magistrado de la Corte Constitucional, corporación encargada de la defensa de la constitución, con funciones esenciales relacionadas con la protección de la carta política y el control de la constitucionalidad, ahora resulta ser el cerebro de un ardid jurídico avalado por el ejecutivo central de un decreto presidencial, que de ser aplicado estaríamos frente a una vulgar ruptura de la institucionalidad.
Sus explicaciones, como sus argumentos expuestos en los distintos medios tanto hablados como escritos, no convencen, con atajos jurídicos propios de leguleyos, una categoría menor para quienes aspiran hacer parte del respetado gremio de los abogados, con la inquietante noticia de ser ungido como nuevo Min justicia, en un momento donde se requiere funcionarios respetuosos del marco jurídico vigente

ADENDA DOS. Con motivo de la concurrida marcha del silencio celebrada el pasado domingo, no resisto la tentación de reproducir un texto amablemente remitido por un gran colombiano, que corresponden aparte de las palabras de Jorge Eliecer Gaitán dirigidas al presidente de la época el día 7 de febrero de 1948 en la marcha del silencio llevada a cabo en Bogotá: Señor presidente. “Le pedimos que cese la persecución de las autoridades y así nos los pide esta inmensa muchedumbre. Os pedimos pequeña y grande cosa: que las luchas políticas se desarrollen por los causes de constitucionalidad. Le pedimos no crea que nuestra tranquilidad, esta impresionante tranquilidad es cobardía. Nosotros señor presidente, no somos cobardes: somos descendientes de los bravos que aniquilaron las tiranías en este piso sagrado. Pero somos capaces, señor presidente, de sacrificar nuestras vidas para salvar la tranquilidad, la paz y la libertad de Colombia.”

Palabras que hoy cobran vigencia de quien fue aniquilado por las fuerzas obscuras que todavía persisten en el panorama político colombiano, siendo hoy victima el joven senador Uribe Turbay.

Por: J. Ferney Paz Q – Exmagistrado

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