Foto: EPM
El programa de acompañamiento y mentoría avanza con 75 asociaciones y cooperativas que agregan valor y generan desarrollo en sus municipios. Los emprendimientos van desde galpones de pollos o estanques de peces hasta cooperativas de mujeres dedicadas al reciclaje y las artesanías.
Cuando Leonardo Jaramillo empezó a cultivar peces en el primer estanque que tuvo en la vereda Palomos, de Puerto Valdivia, a orillas del río Cauca, todo era ensayo y error. Y los errores cuando se emprende cuestan dinero, como el día que por un mal cálculo se le murieron 20 mil alevines.
“Íbamos cultivando pescado y vendíamos como locos. No sabíamos muy bien cuánto eran los gastos y cuánto nos quedaba, pero veíamos que el negocio daba. Desde hace un año entramos al proceso con EPM y hemos aprendido mucho sobre economía solidaria y a persistir en el mercado porque empezar es fácil, pero sostenerse es difícil”.
Comenta Leonardo.
El proceso con EPM que menciona es el programa de fortalecimiento a organizaciones que la empresa apoya en asocio con la Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Solidarias (Uaeos) y la Academia Nacional de Aprendizaje (Andap), como parte de la línea social del Plan de Acción Específico luego de la contingencia de Hidroituango.
En ese programa, explica Claudia Tafur Morera, profesional social y ambiental de EPM, productores de Valdivia, Tarazá, Cáceres, Caucasia y Nechí se capacitan en habilidades organizativas, de plan de negocio, fortalecimiento de marca y búsqueda de nuevos mercados y alianzas estratégicas:
“Cuando entran al programa hay un primer diagnóstico y luego de eso varias fases de acompañamiento según lo que requiera cada organización. Ha sido un proceso muy valioso porque entraron en tandas de a 25 y hacen parte de sectores de la economía diversos. Eso enriquece los procesos en la subregión”.
Otras experiencias
Al igual que Leonardo con los peces, Lenis del Carmen Bolaño, representante legal de la Asociación de Recicladores y Recuperadores de Tarazá (Asorta), valora el acompañamiento de EPM que les ha servido para mejorar sus conocimientos y sus capacidades:
“Somos un grupo de madres cabeza de familia, muchas víctimas del conflicto. Nacimos en 2019 con la idea de ayudar al medio ambiente y generar algo de ingresos para nuestros hogares. EPM nos ha brindado asesoría en cómo mejorar nuestro trabajo porque cuando empezábamos no sabíamos muy bien cómo separar residuos. También en infraestructura porque antes teníamos costales, pero ahora hacemos nuestro trabajo con carretas”.
Dice Carmen.
En Jardín, corregimiento de Cáceres, otro proyecto que se destaca es el que lidera Ajoagrojata con sus pollos de engorde. Karen Paternina Arcos, secretaria de la asociación, cuenta que existen desde hace cuatro años, pero fue gracias al programa de fortalecimiento que pudieron dotar los galpones y comprar maquinaria que agiliza el proceso y cuida la cadena de frío:
“Somos egresadas del Sena de Producción agropecuaria y veíamos que siempre los pollos que vendían venían de otros lados. Iniciamos con un solo corral con 50 pollos, pero ahora tenemos cinco galpones y 250 pollos. Con el programa de fortalecimiento pudimos acceder a un pelapollo y con las capacitaciones entender que había diferentes roles y que debíamos complementarnos como equipo porque somos diez personas que vivimos de este negocio”.