Una sociedad indolente

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Produce desazón, pesadumbre, inquietud, la indiferencia ciudadana, la apatía total de un alto porcentaje de la sociedad que parece se ha acostumbrado a convivir dentro del escándalo y la corrupción, una indiferencia frente a los acontecimientos de las últimas semanas, donde las noticias se reciben como normales, dependiendo de sus actores, si el hecho afecta a un contrincante, se le dará el máximo despliegue, si lo hace alguien vinculado a una organización o causa amiga, se considera como normal su actuación, un malentendido, o de pronto una persecución política por parte de sus detractores.

J.F. Paz Quintero, Ex magistrado – Agosto 2023

Pareciera que estamos ante una sociedad que no se conmueve ante nada, en términos sencillos, el problema radica que las expresiones de indignación, de rabia, que les genera cada acto inmoral, no logran cruzar el campo de las preocupaciones públicas.

Los asesinatos aleves de la guerrilla, o de los paramilitares, las desviaciones de las fuerzas del orden, algunos actos  de gobierno contrarios al marco legal, los actos de corrupción  que implican no solo un desprecio por los derechos de la población civil, no son asimilados por una sociedad que no se siente comprometida con las normas superiores o  con las instituciones.

Es el mundo particular, donde la solidaridad, la moral, la ética, son desplazados por la política de los favores, donde el gobernante solo busca  el beneficio de su grupo, no importa que digan las normas, aunque se violen  principios rectores.

Llama la atención la indolencia frente a la descarada corrupción estatal, que al principio origina titulares de prensa y medios de TV, pero con el transcurso del tiempo, las argucias jurídicas e irrespetuoso tráfico de influencias, terminan los procesos con las figuras jurídicas de la prescripción y preclusión,  ante  la falta  de una mayor rigurosidad y de carácter de algunos jueces que permiten  el  manoseo jurídico  en esos procesos de  tanta connotación nacional.

Si la sociedad se calla, si se esconde, si mira hacia otro lado, si no exigen la unión de sus dirigentes,  si no se protesta  por las actuaciones indelicadas  de  sus  voceros, no se sorprendan que los sustituyan las manifestaciones de los oportunistas, sin olvidar que una minoría audaz puede y ha logrado muchas veces cambiar el rumbo de la historia por la indiferencia de la sociedad  y de sus diferentes estamentos.

Adenda: Queremos ser optimistas, pero existe un ambiente enrarecido, que nos indica que nuestra débil democracia no saldrá fortalecida, pisoteada por presiones indebidas, el dinero sucio, la compra de conciencias, el vil aprovechamiento de la miseria de muchos, el manejo tras bambalinas de personajes de dudoso cuño en las mal llamadas alianzas políticas que querrán  imponer sus feudos electorales, la injerencia del alto gobierno para favorecer  a candidatos  de  su predilección, nos hace  pensar  que la suerte  futura de los entes territoriales está en juego, de allí el pedido  al elector  votar  a conciencia, libre de presiones, por cuanto esa jornada electoral del mes de octubre, diseñará el futuro político, económico y social de   esas  regiones. 

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