El comunismo de Gabriel Turbay

Cada generación cree descubrir el mundo y olvida que las ideas que constituyen el oxígeno elemental de su inteligencia fueron un día combatidas por tóxicas, rechazadas con acritud o implantadas con sangre. En 1921 apareció en Bogotá un extraño personaje del cual afirmaban que era polaco, otros afirman que era ruso, Silvestre Savitski que algunos despistados o que escriben sin investigar llaman Sawadsky, confundiéndolo con el apellido caleño. Nadie conocía su pasado ni de dónde venía, pero de él se contaban muchas historias seguramente alimentadas por el desconocido extranjero. Que se había recorrido China y Rusia, que había combatido con los Bolcheviques y en contra de los Zares, que conocía a Lenin, a Trotsky y a Stalin. Curiosamente fue el tiempo de otro personaje, muy extraño, pero ese si criollo de nombre Vicente Rojas Lizcano, nacido en Chinácota (1879) y muerto en Pamplona (1943), que se cambió el nombre, por el cual es conocido, de Biófilo Panclasta, que sufrió arrestos y prisión en más de 40 países y que fue compañero de Raúl Eduardo Mahecha en el Centro de Unión y Acción Revolucionaria y quien aseguraba haber tratado a Kropotkin, a Máximo Gorki y a Vladimir Ilich Ulianov “Lenin”. Llegado a Colombia, Savitski se relacionó prontamente con el poeta antioqueño Luis Tejada Cano y éste, lo relacionó con Gabriel Turbay, Moisés Prieto, el poeta quindiano Luis Vidales, José Vicente Combariza, más conocido como “José Mar” y quien más adelante tendría una intervención clave en la vida de Gabriel Turbay, con Diego Mejía, Alejandro Vallejo y, algunos afirman que, también, con Alberto y Felipe Lleras Camargo.

Rodrigo Llano Isaza-Veedor Partido Liber – Mayo 2023

Luis Vidales vio que era la ocasión para fundar el partido comunista de Colombia y así se lo planteó a Tejada y al enigmático eslavo, cayendo en tierra abonada.

Por todo el continente rodaba el “grito de Córdoba” de 1918 y Colombia no podía ser la excepción. Se aprovechó la escogencia del poeta mexicano José Vasconcelos como maestro de la juventud colombiana, para que en el Congreso de estudiantes se debatieran las tesis que venían del sur del continente con su propuesta de reforma universitaria. El Congreso lo presidió Alfonso Esguerra Serrano y en él brilló como su mejor orador y máximo expositor Gabriel Turbay.

Ese fue el momento en que Gabriel vio claramente cuál era su futuro en la vida, la política y cuando decidió que lo hacía mejor en la tribuna pública que en el consultorio, porque en esta curaba los cuerpos, pero en la otra procuraba el mejor estar de los espíritus.

Sin embargo, el ruso-polaco, que no era una pera en dulce, sino un consagrado agitador profesional que se dedicó, con la participación cómplice de Tejada, a transmitir a sus noveles alumnos, conocimientos sobre sabotaje a redes públicas y a reuniones políticas, espionaje, penetración ideológica de grupos obreros, organización de manifestaciones y protestas, formación de células en los barrios, que fueron el comienzo de la formación del Partido comunista en Colombia. Actividades todas que despertador el recelo de sus seguidores y que pronto los llevó a abandonarlo, sin que se tenga noticia cierta de a donde fue a parar el extranjero que así actuaba. Pero que, si le dejó claro a sus jóvenes seguidores que ese no era el camino para nuestro país, no estaban resueltos a destruir sino a construir nación, por eso abandonaron ese “barco” y volvieron sus ojos al Liberalismo que los acogió con entusiasmo.

Todos buscaron otros caminos para su rebeldía juvenil y la encontraron en el Partido Liberal Colombiano, el PL que había fundado el 16 de julio de 1848, el utilitarista boyacense José Ezequiel Rojas Ramírez, con su artículo “La Razón de mi Voto”, aparecido en el No. 25 del periódico bogotano El Aviso.

Ezequiel Rojas, Fundador del Partido Liberal en Colombia.

En su defensa mencionemos la frase de Winston Churchill: “Si un joven no es comunista, algo falla en su corazón, pero, si un viejo es comunista, algo falla en su cabeza”.

Porque esto tiene que ser el Liberalismo, el refugio de los inconformes, la plataforma política de los que queremos transformar a Colombia, la herramienta de cambio para alcanzar la justicia social y el cumplimiento de sus veinte principios fundamentales, los que le dan razón de ser y de existir.

Hagamos un paréntesis y mencionemos cuales son esos veinte principios:

1. Libertad: En todo sentido, de pensamiento, de conciencia, de expresión, de imprenta, de profesión, de movilización, de culto, al disenso, etc. Todos los seres humanos nacen libres e iguales. La concentración del poder político es un peligro para la democracia y la libertad. No se admiten los presos políticos. “El Liberalismo es la filosofía de la libertad” (David Boaz). Libertad con responsabilidad.

2. Propiedad: pero no para el Estado, la iglesia o unos pocos ricos. Propiedad para todo el mundo y ello exige el control de los monopolios (especialmente los financieros), y el fin del latifundismo. El Liberalismo que practicamos es político, en ningún caso económico.

3. Defensa de la vida, honra y bienes de los ciudadanos: principio proclamado desde los tiempos de John Locke. Somos ambientalistas, animalistas, defensores de los derechos humanos; reconoce a la democracia como el Sistema Liberal por excelencia y ratifica su compromiso inmodificable de gobernar en benficio de las clases populares.

4. La virtud: Los fondos públicos son sagrados y quien se apropie de ellos, no debe volver a ver jamás, en libertad, la luz del sol.

5. Voto universal y secreto: Sin manipulaciones ni fraudes, absolutamente libre, para que defina la marcha y el rumbo de la nación.

6. Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. El Liberalismo es inseparable de la democracia. No aceptamos la dictadura ni la violación de los derechos humanos.

7. El hombre social: El Liberalismo está al servicio del hombre, Su primer objetivo es lo que Ralf Dahrendorf llama la “subclase de los excluidos”

8. Estado intervencionista: Para impedir los excesos de los poderosos

9. Estado laico y civilista: con fraternidad, igualdad y equidad. Absoluta separación de la iglesia y el Estado. La libertad de culto es una propiedad moral de la persona.

10.- Educación de calidad, universal y gratuita:

11. Circulación de las élites y la Alternancia en el poder: Rechazamos las dictaduras, el caudillismo, el culto a la personalidad, los seres providenciales y la eternización en el poder.

12. Prensa libre, sin censura: Los Liberales preferimos una prensa desbocada a una prensa amordazada.

13.- Progresividad tributaria: Donde el que tiene más, pague más impuestos.

14. Defensa de los derechos de las minorías: Rechazo a los fanatismos. Las mujeres son las únicas que pueden decidir sobre su cuerpo.

15. No intervención en las relaciones internacionales: Y unión de los pueblos indoamericanos.

16. Absoluta paridad de género en todas las elecciones y al ocupar cargos públicos. 18.- Adaptación y permanente actualización de la tecnología en todos los campos de la vida ciudadana.

17. El Estado debe vivir en una situación de constante renovación y actualización, para adecuarse a los nuevos tiempos.

19. Defensa de la familia: Como núcleo director de la vida ciudadana. La crianza de los niños es de responsabilidad de los padres y de interés primordial para el Estado. Creemos en la legalización de las drogas para que sea un problema de higiene pública y no de orden público.

20. Absoluta separación de los cuatro poderes: Legislativo, que es el predominante, el judicial, el ejecutivo y el electoral.

Gabriel Turbay ya era un demócrata, por eso en la sesión de la Cámara de Representantes del 16 de mayo de 1928, expresó:

“Nosotros tenemos el deber ineludible de salirle al paso resueltamente a todos los dictadores en cierne, a todos esos hombres fuertes, de los cuales se nos dice que son los únicos capaces de salvar el país, porque por sobre toda otra consideración, los representantes del pueblo deben estar listos a luchar incansablemente por la defensa de los derechos de los ciudadanos, y a evitar que se vaya formando una sensibilidad propicia a odiosas dictaduras”.

Y, sobre su posición política, ya no como comunista sino como socialista, en el seno del Liberalismo, leamos al Representante Guzmán (gobiernista y miembro de la mayoría conservadora), que defendía un proyecto de facultades extras para el gobierno combatidas por la minoría Liberal y sobre la cual Turbay había hecho una sólida disquisición en contrario, en la sesión del 16 de mayo de 1928 (miércoles), dijo :

“El Representante Turbay se manifestó socialista, un socialista que reconoce el derecho de propiedad. Además, se declaró patriota, y es bien sabido que el comunismo no reconoce límites nacionales, porque únicamente acepta una sola patria: el universo”.

Donde con tanta frecuencia esa mayoría conservadora atacaba a los Liberales tachándolos de comunistas, esta declaración, en pleno debate, en momentos de enfrentamiento ideológico, representaba una clara demostración de que Gabriel Turbay era un demócrata Liberal en todo el sentido de la palabra.

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